Seis artículos científicos publicados hoy en la revistaScience nos acercan a la comprensión de un antepasado de los seres humanos, Australopithecus sediba, que vivió en el sur de África hace dos millones de años y que podría ayudar a resolver el enigma sobre cómo apareció la rama Homo, a la que pertenecemos.A. sediba era una especie "mitad mono, mitad humano", según los investigadores, entre otras cosas porque trepaba a los árboles con la misma facilidad con la que caminaba erguida. A esto se suma que la parte superior de su tórax era muy estrecha, similar a la de los orangutanes, chimpancés o gorilas, mientras que la parte inferior tenía una morfología parecida a la humana.?? En cuanto a la locomoción, andaban con las piernas completamente extendidas pero con el pie invertido, excesivamente inclinados hacia un lado al caminar. Eso, unido a la excesiva rotación de la rodilla, y a un talón estrecho como el de un simio, hacía que su bipedismo fuera muy distinto del nuestro. A. sediba caminaba como ningún otro animal, aseguran los científicos, que sospechan que la criatura tocaba el suelo primero con el costado el pie, que a continuación giraba hacia adentro en un movimiento llamado pronación.
Por otro lado, la especie tenía un cerebro relativamente pequeño, una pelvis casi humana y una mezcla entre mono y hombre en la mandíbula y los dientes. Los brazos estaban específicamente adaptados para trepar, de lo que se deduce que el uso de la parte anterior del brazo para agarrar y manipular objetos surgió más adelante, posiblemente con el Homo erectus, señala el equipo liderado por Steven Churchill, de la Universidad Duke de Durham.
En definitiva, los fósiles, hallados en la cueva de Malapa, revelan un inesperado "mosaico de anatomías", según ha expresado Jeremy DeSilva, investigador de la Universidad de Boston y autor principal de uno de los trabajos.
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