viernes, 19 de abril de 2013

Seis anécdotas curiosas sobre Albert Einstein

Taciturno. El pequeño Einstein no dio señales tempranas de genio. De hecho, fue lento para aprender a hablar, tenía un comportamiento taciturno de niño y, en lugar de jugar con sus compañeros, tendía a caminar pensativo y a soñar despierto.
La brújula. Uno de los primeros momentos de asombro de su vida fue descubrir una brújula magnética de su padre cuando tenía cuatro o cinco años. Observar cómo la aguja señalaba siempre en la misma dirección le dejó fascinado.
Demócrata. El ideal científico de Einstein era la democracia, que en su libro "Mis ideas y opiniones" definía como "Que se respecte a cada hombre como individuo y que no se convierta a ninguno de ellos en ídolo". En cuanto al dinero consideraba que "solo apela al egoísmo e invita irresistiblemente al abuso".
El frigorífico de Einstein. Además de físico teórico, Einstein fue inventor. Una de sus creaciones más interesantes fue un tipo de refrigerador, que decidió fabricar después de escuchar que una familia que vivía en Berlín había muerto al romperse el precinto del refrigerador de la casa y desprender todos sus gases tóxicos. Einstein quería que el nuevo no tuviera partes que pudieran romperse, que fuera más seguro, eliminando la bomba usada para comprimir el refrigerante. Y creó la bomba Einstein-Szilard basada en electromagnetismo. Además era silenciosos y a prueba de emisiones.
Violinista. Einstein era aficionado a dos cosas: la navegación en vela y la música. Tocaba el violín, y parece que la conexión entre este instrumento y la ciencia la conoció gracias a Pitágoras, uno de los primeros científicos que estudió la acústica, y que además creó cuerdas tensas con puentes deslizables, fundamento del actual violín.
La última misiva. La última carta que escribió Einstein, con fecha del 11 de abril de 1955, estaba dirigida al filósofo y matemático Bertrand Russell para aceptar la forma final del documento posteriormente conocido como el "Manifiesto Russell-Einstein", en que se llamaba a una conferencia para estudiar los peligros de la carrera armamentista y advertían que existía "un peligro muy real de exterminación de la raza humana por el polvo y la lluvia de las nubes radioactivas" y que la única "esperanza para la humanidad es evitar la guerra".

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