Hace ya años que los videojuegos se han quitado el estigma de servir, únicamente, para divertirnos. Varios estudios han demostrado que no solo mejoran nuestra destreza con los dedos o hacen volar nuestra imaginación, sino que pueden llegar modular nuestro cerebro ayudándole a aprender mejor. Una reciente investigación española realizada con el videojuego El Profesor Layton ha señalado que hasta puede llegar a modificar su morfología y aumentar el volumen de materia gris cerebral.
Hace unos meses un experimento llevado a cabo en la Universidad Estatal de Michigan, Estados Unidos, con 500 niños de doce años, certificó que quienes jugaban con videojuegos eran más creativos a la hora de escribir y dibujar. Otros estudios han certificado la mejora en el desarrollo de ciertas habilidades, como el pilotaje de aviones o la conducción de coches. Dos investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Universidad Complutense de Madrid han ido un paso más allá y han analizado cómo influyen los videojuegos en la plasticidad del cerebro.
Para elaborar la investigación Roberto Colom, catedrático de psicología de la UAM y Mª Ángeles Quiroga, profesora de psicología de la UCM utilizaron un famoso juego de rompecabezas y acertijos, El Profesor Layton, para observar cómo cambiaba el cerebro de un grupo de voluntarios. En primer lugar se seleccionaron los sujetos: personas habituados al uso de la Nintendo DS pero que nunca hubieran jugado con ese videojuego específico. Posteriormente se evaluó la capacidad verbal, espacial y de razonamiento de los jugadores. Y finalmente se llevó a cabo el experimento propiamente dicho. Los voluntarios debían jugar a videojuego durante un mes un máximo de 16 horas en un control de laboratorio. En ese tiempo debían resolver acertijos, rompecabezas, jeroglíficos, problemas, etcétera, utilizando su inteligencia. Pasado este periodo se analizó qué cambios se habían producido en el cerebro gracias a resonancias magnéticas.
Aumento del volumen de materia gris
Tras el mes de juego, los científicos pudieron observar un cambio en el volumen de materia gris de los voluntarios, además de una mejora en la integridad de la sustancia blanca, lo que facilita la coordinación de distintas regiones cerebrales. También pudieron observar que pasado este mes, se había incrementado la conectividad en reposo de la red de neuronas lo cual preparaba al individuo para una futura actividad intelectual.
En otras palabras, como si de un gimnasio se tratara, tras un entrenamiento de 16 horas a lo largo de un mes jugando con El Profesor Layton, el cerebro de los voluntarios había cambiado, se había fortalecido. Como explica el propio Roberto Colom, "a nivel de inteligencia los factores internos son muy importantes, pero los externos pueden contribuir de manera muy positiva. Los videojuegos pueden potenciar el proceso de aprendizaje", concluye.
De hecho, según apunta la investigación llevada a cabo, tras la prueba los voluntarios habían mejorado tanto la comprensión verbal como la orientación topográfica, la planificación, el razonamiento, la percepción visual y el procesamiento visual y espacial.
El estudio de Colom y Quiroga confirma la plasticidad del cerebro, la capacidad de modulación por agentes externos y la importancia del aprendizaje y el "entrenamiento cerebral". Pero no solo eso, sino que corroboran los beneficios que producen los juegos de lógica e inteligencia, como El Profesor Layton, en el cerebro, tanto a nivel cognitivo como de fisionomía.
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