Las personas con “forma de manzana” tienen más grasa concentrada alrededor del abdomen, mientras que las que identifican que su cuerpo tiene “forma de pera” cuentan con más tejido adiposo en los glúteos, las caderas y los muslos.
Aunque hasta ahora se creía que tener "forma de pera" era beneficioso para la salud, un nuevo estudio de la Universidad de California (EE UU) publicado en la revistaJournal of Clinical Endocrinology and Metabolism ha llegado a la conclusión de que existen hay evidencias de tales beneficios. Es más, según la nueva investigación la grasa almacenada en el trasero (es decir, el tejido adiposo de los glúteos) secreta niveles anormales de quemerina, resistina, visfatina y omentina-1, todas ellas proteínas que causan inflamación en diferentes tejidos y una condición llamada “resistencia a la insulina” previa a la diabetes. “En definitiva, igual que la grasa del abdomen es perjudicial para la salud, la de los glúteos no se queda corta, y puede conducir a desarrollar el síndrome metabólico”, explica Ishwarlal Jialal, coautor del trabajo.
Estudios recientes sugieren que el doble papel de la quemerina en la inflamación y en el metabolismo puede aportar un vínculo de unión entre la inflamación crónica y la obesidad, y también con otras patologías asociadas a la obesidad tales como la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiovascular.
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