Jack Horner ha recibido el reconocimiento de la comunidad paleontológica internacional por sus investigaciones sobre la biología del desarrollo y el instinto paternal de los dinosaurios. También es conocido por ser el asesor técnico de las películas Parque Jurásico y porque el personaje principal de la serie, el doctor Alan Grant, está inspirado en él. Hace poco, además, la prensa lo ha catapultado a la fama debido a su empeño en engendrar un dinosaurio.
El incansable científico norteamericano, que a sus 66 años sigue protagonizando expediciones paleontológicas, tiene su laboratorio en Montana, en el Museo de las Rocosas, que alberga la mayor colección mundial de tiranosaurios. Desde allí, habló con MUY INTERESANTE sobre su ambicioso Proyecto Pollosaurio y qué nos puede enseñar este acerca de la evolución.
El incansable científico norteamericano, que a sus 66 años sigue protagonizando expediciones paleontológicas, tiene su laboratorio en Montana, en el Museo de las Rocosas, que alberga la mayor colección mundial de tiranosaurios. Desde allí, habló con MUY INTERESANTE sobre su ambicioso Proyecto Pollosaurio y qué nos puede enseñar este acerca de la evolución.
Muy Interesante: Es usted un paleontólogo atípico, pues va más allá de los huesos...Jack Horner: Al principio, se observaban los huesos desde fuera: su textura y sus inserciones con músculos y nervios. Luego, la tecnología nos permitió verlos por dentro, con escáneres sofisticados y en 3D. Hoy, usamos herramientas químicas para detectar y aislar glóbulos rojos en huesos pulverizados y biomoléculas preservadas de tejidos blandos. Pero llega un momento en que los huesos no dan para más. Por ejemplo, no nos brindan ADN. Por eso, si queremos aprender acerca de los dinosaurios y sus características, tenemos que crear uno.
Muy Interesante: De ahí su Proyecto Pollosaurio, que busca convertir a un pollo en un pequeño dinosaurio. Según afirma, no se trata de manipular el ADN para clonar una especie perdida...Jack Horner: Durante décadas, he tenido en el escritorio un esqueleto de gallina porque se parece al de un dinosaurio. Las mayores diferencias anatómicas entre un ave cualquiera y un Velociraptor, por ejemplo, radican en que la primera posee alas y en que el dinosaurio tenía dientes, cola y brazos con manos. Pero resulta que todas esas características también existen en los pájaros, aunque dormidas. Son rasgos que la evolución borró. Es lo que llamamos atavismos, características ancestrales. Y lo que queremos hacer es despertarlos, para devolverle al ave actual los dientes, la cola y las manos.
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